Far Cry bienvenido a la edad de piedra soldado
Far Cry Primal nos traslada, siguiendo el género de primera persona en mundo abierto adoptado por la saga Far Cry de Ubisoft, a un convulso mundo prehistórico de hace más de 12.000 años lleno de tribus y clanes enfrentados los unos con otros. Así, encarnando a Takkar, deambularemos en nuestra particular cruzada por el mundo de Oros, domeñando bestias como Mamuts y Dientes de Sable, luchando contra hombres salvajes y enfrentándonos a la naturaleza.
Y decimos esto porque aunque deja de lado los vehículos y las armas de fuego y los cambia por lanzas, garrotes y arcos, la fórmula sigue siendo la misma, y si habéis jugado a alguna de las entregas anteriores todo os resultará muy familiar: el sigilo, el sistema de habilidades, la manera de mejorar el inventario, la caza, las misiones secundarias, el capturar puestos para desbloquear puntos de viaje rápido y un larguísimo etcétera. Para lo bueno y para lo malo es puro Far Cry.
Para lo bueno porque es un juego de acción muy entretenido, cuya jugabilidad funciona a la perfección, con un montón de cosas por hacer, y con una ambientación fantástica, con unos escenarios que es un placer explorar. Y para lo malo porque la fórmula ya mostró ciertos síntomas de agotamiento en Far Cry 4, un juego que era muy continuista, y aquí el cambio de ambientación no es capaz de camuflar que no deja de ser más de lo mismo, y cada vez le cuesta más sorprendernos.
Dependiendo de cuánto te guste lo que propone la saga, las aventuras de acción en mundo abierto en general, y sobre todo si te resulta atractiva su ambientación, Far Cry Primal es un juego muy recomendable, bien hecho y entretenido de principio a fin. Sus carencias por desgracia no por previsibles dejan de ser menos molestas, como el priorizar en los contenidos la cantidad por encima de la calidad, con un diseño de misiones que no sorprende, una serie de lugares comunes propios de la saga que necesitan ser revisados, y una historia y unos personajes que no enganchan, y que son puro trámite.
En este Far Cry encarnamos a Takkar, un cazador que es el único superviviente de una desafortunada partida de caza, viéndose obligado a sobrevivir en solitario y formar su propia tribu, en la salvaje tierra de Oros, el bello escenario donde se desarrolla la aventura. Hay personajes aliados, tenemos los típicos villanos, alguna que otra personalidad extravagante o cómica, pero la historia nunca deja de ser anecdótica y poco relevante. Si en anteriores juegos de la saga la interesante premisa argumental nunca se llegaba a explotar del todo y la historia acababa decepcionando, imaginaros aquí que ni la premisa tiene suficiente fuerza. También entendemos que no era fácil resolver la papeleta teniendo en cuenta la ambientación.
La parte más salvaje de anteriores Far Cry, como son los animales y los detallados entornos naturales, aquí son el eje central de la aventura, y nos veremos obligados desde el comienzo del juego a cazar y recolectar plantas y minerales, para así poder construir el equipo, las armas y la munición, como flechas, porras y lanzas (vais a pasar muchas horas obteniendo recursos, así que os recomendamos desactivar en las opciones la animación de recoger). Es en nuestra relación con la naturaleza donde encontramos una de las mayores novedades de esta entrega: poder domar animales.
Una vez hayamos desbloqueado este poder, basta lanzar un cebo, esperar a que un animal venga a comerlo, acercarte despacio y dejar un botón pulsado para domarlo, teniendo ya siempre disponible esa clase de animal para el resto del juego. Perros salvajes, lobos, tigres, jaguares, osos y hasta tejones, cada uno con sus propias características de fuerza, velocidad y sigilo, además de alguna habilidad especial, como marcar enemigos o traernos objetos.
Casi cualquier mecánica o posibilidad existente en anteriores Far Cry han intentado replicarla en Primal, lo que a veces queda bien y otras tanto forzado, como si se tratara de un mod de anteriores entregas en vez de un juego con personalidad propia. Decimos estos porque por ejemplo quizás hubiera sido una buena idea prescindir de las eliminaciones encadenadas con cuchillos, algo que aquí han replicado tal cual con el lanzamiento de fragmentos de roca, o el gancho de escalada, que bien podrían haber omitido y que simplemente tuviéramos que escalar con nuestras propias manos, a través de una nueva mecánica. Han querido ser tan Far Cry que quizás se han pasado un poco.
Uno de los temores que podría haber sobre este Far Cry, el no contar con armas de fuego, sorprendentemente se ha resuelto de manera perfecta, y los diferentes tipos de arcos, garrotes y lanzas cumplen muy bien su función. Se controlan bien, son divertidos y además estos dos últimos se pueden utilizar tanto a corta como a larga distancia, lanzándolos. Una seña de identidad de la saga que se mantiene con acierto es poder afrontar las situaciones con acción directa o con sigilo, e incluso los animales que nos acompañan se adaptan a situación, caminando agachados si nosotros también lo hacemos.
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